DE BIOLOGÍA DIRÍAMOS QUE NADA
En primer lugar es mi intención poder reseñarles un poco mi ambiente familiar en la adolescencia. En Pocito, un departamento de San Juan, con una población de aproximadamente unos 45000 habitantes, dispersos entre la villa cabecera llamada Aberastain y el resto una zona rural, en la que yo vivía junto a mi familia.
Ésta, estaba compuesta por papá: Amerco Alessi, mamá: Nidia Olivarez, junto a mis hermanas Silvia Beatriz y Miriam Susana. Papá, italiano y con primaria incompleta, lo único que supo hacer fue labrar la tierra, mamá, ama de casa y supeditada a todo lo que decía mi padre.
Vivíamos en una zona netamente rural y gran parte de mi vida transcurrió en una casa que no cumplía con todas las comodidades posibles, ya que era de adobe, techos de caña, se acumulaba el agua en una pileta para luego extraerla mediante una bomba y así poderla tomar, sin embargo fue la mejor y donde transcurrí los mejores años de mi vida.
A pesar de duros momentos que atravesó el país, hacia fines de la década del setenta y principios de los ochenta, éste salía de un oscuro y tumultuoso gobierno militar, en la que entre los hechos más importantes sobresalían la desaparición de más de treinta mil personas en todo el país, y en la que hoy, con un poco más de experiencia en la vida, me doy cuenta de la tesitura que había tomado mi familia y por ende adoptada por mí, como que las cosas le pasaban a otros y que nuestra premisa era no inmiscuirnos en hechos que a nosotros no nos llegaban o tocaban de cerca, pero lo que sí recuerdo, son la palabras como: desaparecidos, comunicado del estado mayor del ejercito, terroristas en Tucumán que atacaron un avión
en el que iba un hermano de mamá y que lo vi en su momento en muy mal estado, fueron palabras que en su mayoría llegaron a mi vía radio en el ambiente de trabajo rural.
Con la intención de perpetuarse en el poder y tener a todos los Argentinos bajo sus órdenes, le sumaron uno de los hechos más irresponsables y atroces que los Argentinos hayamos conocido: la guerra contra Gran Bretaña, en la que un sin número de jóvenes argentinos, signados por la incapacidad e inexperiencia, sumado a las inclemencias climáticas reinantes en las Islas Malvinas sobre el mes de abril de mil novecientos ochenta y dos, fueron condimentos que signaron de un imborrable recuerdo a gran parte de todos los argentinos ente ellos yo. El sentido de argentinidad en aquellos momentos exaltado a su máxima potencia, es lo primero que viene a mi mente, éramos los mejores, lo que nunca antes habíamos sido, el recuperar Malvinas nos hacía hombres participes necesarios para el país y por lo tanto debíamos servirle con creciente fervor patriótico, a tal punto que todo el que se signara como Argentino, debía dar algo a la causa y lo que me quedó fue la pregunta. ¿ Dónde fue todo lo que nosotros los Argentinos dimos a la hora de colaborar con la gesta de Malvinas? Así y todo, el país se encaminaba hacia la tan ansiada democracia, diríamos que dentro de una gran incertidumbre y con una historia con peso negativo y realmente adversa, pero con el tiempo y el correr de los años, uno se da cuenta que es la mejor de todas las formas de gobierno, con todo lo que esto pueda significar, sobre todo pensando qué, ésta la hacemos todos juntos y con el esfuerzo que le sumamos todos en cada momento.
Con el correr de los años y el paso del tiempo mis padres me inculcaron que el trabajo del campo es muy duro y sobre todo que en éste hay que aguantar muchas cosas, entre ellas las inclemencias climáticas, en las que hay que soportar los calores de cuarenta grados a la sombra o el frío invierno en una plantación de tomates, las opciones no fuero de lo más variadas, consistían en trabajar en el campo o estudiar,y como escuela secundaria en las cercanías no había, hubo que en cierta forma emigrar a otro departamento llamado Rawson
En éste departamento y con muchas ganas la ENET Nº 3, abría sus puertas dos años antes, para recibir a una variada gama de alumnos en la que el común era ser repitentes y expulsados de otras escuelas de la provincia. Con solo un aula por año y con muy pocos recursos económicos aportados por parte del estado, las comodidades eran mínimas pero las ganas de superación y de aprender cada día un poco más eran enormes. Para llegar a la ENET, la distancia a recorrer era de aproximadamente unos quince kilómetros, pero no todo era tan fácil, esa distancia se multiplicaba por cuatro, ya que tenía doble jornada, cuando en la mañana tenía teoría, las prácticas se llevaban a cabo por la tarde, a la que se le sumaba en ciertos días gimnasia.
La escuela contaba con todos los tipos de incomodidades que uno se pueda imaginar, entre las que destaco los talleres a las ocho de la mañana que eran de lo más fríos ya que se carecía de medios para calefaccionar y en el mejor de los casos, siempre permanecíamos vestidos de igual forma en que lo hacíamos a la intemperie, pero a ésta edad de la adolescencia todo se puede y todo se soporta, a la par de las ganas de aprender.
De la materia Biología como contenido escolar mis recuerdos no son de los más lindos. Al ser una escuela técnica con orientación en construcciones, dicha materia era netamente de relleno y formativa de la carrera. A todos éstos recuerdos que son muy pocos y vagos, lo que más se imprentó en mi fueron las experiencias vividas con la docente, que no han sido las más enriquecedoras que uno haya querido compartir, dado que carecía de una buena formación y era muy poco interesada en cubrir todas nuestras expectativas, y si le sumaba el clima a la cual era sometida por parte del alumnado, éste no era de lo más aconsejable para aprender, aunque más no sea algo referido a la biología.
Hoy puedo decir qué, mis conocimientos referidos a la biología los adquirí con el tiempo, pero siempre en estrecha relación con las tareas rurales que desempeñe con mi padre.
A modo de conclusión la secundaria, no fue enriquecedora a nivel de contenidos y enseñanzas, relacionadas estrictamente con la materia biología, pero si, que conté con mucha práctica y ejercicio en el campo trabajando junto a mi padre, como para que hoy puedan influenciar positivamente la incorporación de nuevos conocimientos.